8/28/2011

EL PUNTO SOBRE LA I

                                Balas contra la libertad…
                                         - José Angel Sánchez López -

Si todas las voces gritaran al unísono
el clamor tendría respuesta.

El artero asesinato del periodista Humberto Millán Salazar nos trae a la memoria otros crímenes que se ha cometido en agravio de librepensadores y personajes que han utilizado la divina facultad de pensar para expresar sus ideas sin cortapisa alguna.

No han faltado, a lo largo de la historia los crímenes que segan la vida de quienes expresan sus pensamientos, y representan atentados contra la libertad de expresión.

Móviles, en la mayoría de los casos han sido las ideas de la víctima. En otros porque en el ejercicio del periodismo denuncian ilícitos y otros mas que traen aparejadas perversas intenciones de dañar a terceras personas o instituciones.

El asesinato de Humberto Millán nos da la impresión que el móvil es este último. Podemos estar equivocados, pero esa es la impresión que nos da.

El primer asesinato de un periodista sinaloense nos remonta al siglo pasado cuando el 27 de Enero de 1879 en Mazatlán fue victimado Cayetano Valadés por indicaciones del Gobernador Francisco Cañedo.

En 1911, en Culiacán fue asesinado José Sabás de la Mora que había sido simpatizante de Porfirio Díaz.

El 26 de Marzo de 1971, en El Fuerte es asesinado Vicente García Medina editor de un periódico semanario en el que denunció el uso de la pista de aterrizaje de esa población para enviar drogas a Estados Unidos. Este es el único caso aclarado plenamente , resultando ser los autores dos agentes de la policía municipal fortense.

En 1977 es asesinado en Culiacán Roberto Martínez Montenegro, al parecer nombre ficticio de este personaje que llegó a Sinaloa a trabajar para Noroeste. Se hizo de las confianzas del Lic. Carlos Aguilar Garza, primer Coordinador de la Campaña contra el Narcotráfico y fue asesinado a poca distancia de las oficinas de la coordinación.

El 7 de Junio de 1980 es asesinado el jefe de redacción de El Debate de os Mochis. Crimen nunca aclarado oficialmente, aunque investigaciones independientes llevaron a la conclusión de que el autor fue Humberto Rodríguez Bañuelos, jefe de grupo de la Policía Judicial.

Pablo Nájera López, reportero de Gaceta del Aire fue asesinado el 14 de julio de 1986. A los dos años del crimen las autoridades presentaron a dos detenidos y dijeron que el autor intelectual se fugó a Estados Unidos. Sin embargo persisten dudas sobre el supuesto móvil, al parecer ajeno a la actividad periodística.

El 7 de Octubre de 1986 es asesinado Odilón López Urías, controvertido periodista político. Su crimen se le atribuyó a sicarios del narcotráfico.

Manuel Burgueño Orduño, articulista de El Sol del Pacífico, director de la Revista Deslinde y maestro de periodismo en la UAS es asesinado el 22 de febrero de 1988 en su propio domicilio del puerto. La autoría se le atribuye también a Guillermo Rodríguez Bañuelos, detenido muchos años después por narcotráfico.

El domingo 28 de Noviembre del 2004, en Escuinapa, fue asesinado el reportero gráfico de El Debate de Mazatlán Gregorio Rodríguez Hernández, cuando cenaba con sus hijos en una taquería. Su asesinato se vincula a denuncias sobre el narcotráfico y se señaló al Director de la Policía local Abel Enríquez Zavala como presunto responsable directo y como intelectual al narcotraficante Antonio Frausto Ocampo.

En el 2007, el 5 de septiembre en Culiacán es asesinado Oscar Rivera Inzunza, ex Presidente de la Asociación de Periodistas 7 de Junio y en ese tiempo vocero de los operativos conjuntos del Ejército, autoridades federales y estatales contra el crimen organizado.

José Luis Romero, reportero policiaco de Línea Directa en Los Mochis fue levantado y su cuerpo inerte se encontró el 12 de enero del 2010.

Se ha registrado otros casos de asesinatos de periodistas sinaloenses, pero nos referimos hoy solo a los sacrificados en nuestra entidad y a víctimas que se dedicaban de lleno al ejercicio de la comunicación.

En los dos primeros casos señalados, el móvil ha sido político. En los demás, excepto el de Pablo Nájera está presente la mano del narcotráfico. O los comunicadores victimados tocaron asuntos relacionados con esa actividad o o tuvieron confrontaciones con algún personaje de l delincuencia organizada.

En el caso de Humberto Millán no hay ningún indicio, ni las características del crimen corresponden al crimen organizado.

De ello surge la presunción de que se trate de un crimen político encauzado a provocarle problemas al gobierno estatal.

Prueba de esto es que de inmediato se ha pretendido involucrar al Secretario General de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros, un hombre íntegro, de profundas raíces familiares, quien había venido siendo blanco de fuertes críticas por parte del hoy desaparecido comunicador, pero con quien nunca hubo confrontación violenta ni amenaza alguna.

Por ello, la necesidad de que las autoridades lleven a fondo las investigaciones para su esclarecimiento y castigo de los responsables.

Publicado en SNN NOTICIAS.COM

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