5/27/2014

APUNTES DE REPORTERO

                    Topolobampo, un sitio en la historia

                                                     - José Angel Sánchez López -

Durante mas de un siglo Topolobampo había venido esperando se le reconociera la importancia que tiene en la historia regional.

En 1884 fue el puerto de entrada de los primeros colonos atraídos por el sueño de Albert K. Owen que, al proyecto del ferrocarril Kansas City México y Oriente que haría de Topolobampo la puerta de entrada y salida del Este norteamericano hacia el oriente, añadiría la creación de un gran puerto que permitiría que sobre las aguas de la bahía flotaran barcos con banderas de todo el mundo.

El ferrocarril se concluiría casi ocho décadas después (1961) mientras que el puerto comenzaría a desarrollarse casi un siglo después de que planeara, impulsado por el Gobernador Francisco Labastida Ochoa, pero aun está lejos de la materialización del sueño de Owen. Aunque ya llegan grandes barcos con banderas de distintos países de cuatro continentes y crece la zona portuaria.

En 1913 tras el asesinato de don Francisco I. Madero y la usurpación del poder por el asesino Victoriano Huerta, Topolobampo aporta otra página a la historia al ser escenario del combate de las fuerzas comandadas por el Gral. Ramón F. (Fuentes) Iturbe contra las del usurpador que comandaba el Crl. Teodoro Valdivieso, el 30 de agosto de ese año.

Atrincherado en el cerro de Bachomobampo, hoy llamado Cerro de Iturbe en su honor, contuvo y doblegó a las fuerzas huertistas que ocupaban los cerros del Jabalí y la Curva batalla que está inscrita en la historia de la Revolución con el triunfo de las fuerzas comandadas por el mazatleco.

Topolobampo fue escenario de otro acontecimiento bélico de la Revolución, que colocó a nuestro puerto en las páginas de la historia universal: el primer combate aeronaval registrado el 14 de Abril de 1914.

Precisamente el lunes 14 se celebra el primer centenario de ese histórico acontecimiento que por muchos años estuvo prácticamente olvidado, perdido en los archivos de las fuerzas armadas de México, aunque vigente en la memoria de quienes se interesan en conocer y difundir nuestra historia.

Algunos porteños y mochitenses han venido pugnando porque se le reconozca a Topolobampo su valor en la historia regional y de México.

Hace unos años, la Comisión de Historia y Cultura de Los Mochis comenzó a pugnar por el reconocimiento oficial de esa fecha y su conmemoración.

El año pasado se realizó una modesta celebración pero la COMHISCU presidida por el historiador José Armando Infante Fierro comenzó a trabajar para conmemorar dignamente el centenario de ese acontecimiento histórico, y la administración actual presidida por Arturo Duarte García retomó la iniciativa.

El Cabildo aprobó un decreto que considera el 14 de Abril como fecha oficial en el calendario cívico del municipio.

No solo eso, sino que se designó una comisión para organizar los festejos del centenario la que también encontró eco en los altos mandos de las fuerzas armadas.

De esta manera la celebración de la batalla de la bahía de Topolobampo y el primer combate aeronaval cobrará mayor magnitud con la participación de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Fuerza Aérea Mexicana y la Secretaría de Marina que se suman al gobierno del Estado y el Ayuntamiento de Ahome con efectivos y equipo, entre el que vienen biplanos parecidos al utilizado por el Cap. Gustavo Salinas Carmiña y el mecánico Teodoro Madariaga que tripulaban el biplano “Sonora” desde el que bombardearon al cañonero “Guerrero” que atacaba al barco constitucionalista “Tampico” que estaba bajo el mando del Tte. Hilario Rodríguez Malpica.

La batalla de Topolobampo ganada gracias al bombardeo del biplano “Sonora” sobre el cañonero “Guerrero” pasó a la historia, no solamente porque fue el primer combate aeronaval de la historia mundial, sino porque en ella se perdió el dominio huertista en el mar.

Hecho histórico como los arriba mencionados que debemos mantener vigentes en la memoria pues son partes de la lucha del hombre, unos por la libertad, otros por el desarrollo de la región.

Ojalá y la celebración de la batalla aeronaval no se concrete al centenario, sino que se mantenga vigente la celebración.

Y también ojalá y se rescaten como fechas históricas de Topolobampo la llegada de los colonos y la batalla de Iturbe.



APUNTES DE REPORTERO
El Maremoto de Mazatlán
- José Angel Sánchez López -

El viernes 28 de Marzo, se cumplieron 50 años de aquella madrugada del sábado de Semana Santa cuando los mazatlecos y miles de turistas que llenaban el puerto sinaloense fueron despertados y aterrorizados por la alarma de ¡maremoto!

Este reportero se encontraba en el puerto en gira de trabajo como delegado estatal de la Asociación Nacional de Cámaras Junior de la JCI. Nos hospedaron en el departamento de uno de los socios, pues los hoteles del puerto estaban saturados.

El edificio de 5 pisos (el departamento estaba en el quinto) se ubica por la calle 21 de Marzo (ahí está todavía como mudo testigo de tantas cosas que han pasado) a un costado de Palacio Municipal y a unos metros de catedral.

Horas antes, la tarde del jueves se registró un terremoto de 9.2 grados en las costas de Alaska (el tercero mas fuerte en la historia de la humanidad, según Wikipedia), provocando un fuerte maremoto o tsunami que llegó a levantar olas de 67 metros de altura en la ensenada de Valdez y cuyos devastadores efectos llegaron hasta las islas Hawaii.

Esa madrugada llegó la noticia del terremoto de Alaska y la alerta por maremoto.

Encontrándose en el puerto Fortunato Alvarez Castro, Secretario General de Gobierno con Leopoldo Sánchez Celis como Gobernador, llamó al Alcalde, Dr. Alberto Tripp Flores y lo instruyó para dar la voz de alerta.

Alrededor de las 3 de la mañana las campanas de catedral, seguidas por las de todos los templos, la sirena de bomberos instalada en la azotea del palacio municipal y las de las patrullas policiacas despertaban a mazatlecos y turistas.

Carros de sonido recorrían las calles exhortando a abandonar el puerto por la amenaza de maremoto.

“Viene un maremoto… vayan a las partes altas!” se escuchaba por todos rumbos.

Nos despertó el escándalo y salimos a un balcón del departamento donde nos alojaron al no encontrar hospedaje en ningún hotel y nos encontramos con la alarma cundiendo por todos rumbos.

Otro huésped del departamento tenía automóvil y nos lanzamos en busca de salir del puerto, pero el conductor se acordó de la novia y enfiló a la avenida del mar para ir en su busca.

Al llegar a la avenida observamos que el agua se había retirado de la playa. Había luna llena y observamos con estupor el brillo lunar sobre la arena húmeda.

Temiendo la llegada de la gran ola entramos a la calle Angel Flores y nos detuvimos junto al llamado “rebaje” para que el galán subiera las escaleras hasta la casa de su doncella. Luego bajó con ella en brazos y la tía corriendo tras ellos.

Ya con la novia “a salvo” enfilamos hacia la salida sur hasta llegar a la avenida Gutiérrez Nájera.

Aquello era el caos…!

Autos, camionetas, camiones rozando unos con otros buscando ganar la salida de Mazatlán.

Carretas jaladas por burros, empujadas o jaladas a mano, bicicletas, motocicletas con 2, 3 y hasta 4 ocupantes nos rebasaban.

Mujeres en paños menores hombres en calzoncillos, niños llorando…

El caos!

Y el auto en que viajábamos avanzaba a vuelta de rueda, deteniéndonos a cada rato y temiendo lo peor: la llegada de la devastadora ola.

Amaneció cuando apenas salíamos de Mazatlán y seguíamos avanzando lentamente por la carretera al sur.

Alrededor de las 6.30 comenzó a avisarse que el peligro había desaparecido. La enorme ola azotó la costa de Canadá y parte de la costa occidental de Estados Unidos y, perdiendo intensidad avanzó hacia el sur hasta alcanzar las islas Hawaii.

No afectó las costas de México.

Las estaciones de radio difundían el aviso, avionetas con bocinas sobrevolaban la carretera hacia el norte y hacia el sur avisando a los que huían.

Pero no podíamos regresar. La carretera estaba cubierta de vehículos ocupando los dos carriles.

A eso de las 10 de la mañana alcanzamos Villa Unión. Llegamos a la casa de uno de los amigos que nos acompañaban.

Desayunamos camarones rociados con pacifiquitos para calmar hambre y sed… y bajar el susto.

Al atardecer regresamos a Mazatlán que había perdido el alborozo de los días anteriores.

Los hoteles estaban casi vacíos.

Los turistas que llenaban el puerto huyeron para no regresar, por esa ocasión porque muchos volvieron al año siguiente y recordaban con humor la aventura de la amenaza del maremoto.

La mayoría se fue sin pagar y hasta las maletas dejaron.

Y nosotros nos regresamos a Los Mochis con un reportaje para El Debate.

¡Maremoto en Mazatlán!

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