10/07/2012

EDITORIAL


       El Presidente no tendrá amigos


Entre los diversos pronunciamientos que ha venido haciendo en los días recientes el Presidente electo Enrique Peña Nieto llama la atención la expresión de que el Presidente no tendrá amigos, sino un compromiso con la eficacia y con el país, a lo que luego añadiría que el Presidente tendrá aliados.

La expresión que sonó a advertencia para muchos aprontados que diciéndose y considerándose amigos “cercanos” ya hacen planes para su posible inclusión en el gabinete de quien nos gobernará a partir del primero de diciembre venidero.

Y también para muchísimos otros aprontados que buscan a quienes saben son cercanos al mexiquense no de ahora, sino desde hace algún tiempo, para que los acerquen a las mieles del poder.

Los buscan directamente o a través de terceros pidiendo la oportunidad de acercarse y treparse en el nuevo carro de la revolución, modernizado según los anuncios de que el partido gobernante será un nuevo PRI que dejará atrás los viejos vicios.

Pero, además de espantar a ambiciosos moscardones que desde ahora rondan buscando disfrutar de las mieles del nuevo gobierno se perfila otro mensaje:

Marca Peña Nieto una de las diferencias de lo que será su gobierno con el agonizante de Felipe Calderón Hinojosa en el que predominaron los amigos, elevados al gabinete mas que por su capacidad y eficiencia, por los lazos de afecto que los unían con el Presidente.

No todos, pero si la mayoría y los de mas confianza.

Casos hay varios pero recordamos a Juan Camilo Mouriño, el Secretario de Gobernación que pereció en un accidente aéreo a quien Felipe Calderón en el homenaje póstumo lo elevó casi al rango de “héroe de la Patria”, no por méritos patrióticos sino por los afectos que los unían.

Esta posición que asume Peña Nieto con esas declaraciones de ninguna manera quiere decir que todos sus amigos quedarán fuera, puesto que es obvio
que estarán, como están ya en su equipo de transición no solo los mas leales, sino los que en el caminar político del hoy Presidente electo, han demostrado capacidad y han adquirido experiencia política y administrativa.

¡Claro que habrá amigos! Pero que deberán actuar, ya lo dijo, mas como aliados y eficientes servidores públicos, con lealtad a México y al Presidente.

Es decir y lo ha advertido refiriéndose al equipo de transición en donde la mayoría son personajes identificados con él, no todos estarán en el gabinete, y posiblemente se sumarán otros que aun no se avistan pero cuya capacidad y experiencia ya la tiene detectada quien gobernará.

Pero, el mensaje de Peña Nieto debe ir más allá del círculo presidencial.

Debe bajar a los otros niveles de gobierno como una advertencia de lo que, en esta nueva etapa política que vivirá México deberá ser regla para todo gobernante.

Escoger para sus equipos de trabajo a los más eficientes, responsables y honestos por encima de los lazos de amistad o cuatismo.

Amigos o cuates, no. Amigos con vocación de servicio y no de enriquecimiento al amparo de los puestos públicos, si!

Ya es hora que México comience a cambiar desde el interior de las administraciones públicas.

Ya basta de gobiernos que llegan plagados de sujetos ambiciosos, sin escrúpulos, rencorosos que solo ven en el puesto público la oportunidad de enriquecerse, de acrecentar o recuperar fortunas perdidas.

Esa nueva tónica que comienza a plantear Peña Nieto para aplicar en su administración deberá ser trasladada también a los Estados y Municipios de todo el país en donde abundan los mercaderes que de toda obra o programa buscan sacar provecho personal.

La transformación de la Secretaría de la Función Pública, en un nuevo organismo con mayores poderes y facultades deberá extenderse a todos los Estados para combatir la corrupción en todos sus niveles.

Aliados, servidores públicos honestos y capaces deberán integrar los equipos de trabajo de los gobernantes.

No más cuates que solo buscan los puestos para servirse, no para servir, es lo que México entero necesita.

Las palabras de Peña Nieto deben de ser algo así como dice un refrán: A ti te lo digo Juan para que lo entienda Pedro.

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