10/07/2012

LOS PUNTOS SOBRE LAS IES


                    Todos hemos fallado…

                                        - José Angel Sánchez López -

Hay delitos tales, que atentas las leyes se los dejaron sin pronunciarles
sentencia, por no prevenir que habría quien los cometiese.
                                      Pedro Calderón de la Barca

Desde hace ya varios años se ha manifestado cada vez con mayor intensidad y frecuencia la participación de menores en la comisión de delitos graves.

Muchos comenzaron, años atrás, con delitos menores, robos pequeños, que fueron creciendo en cuantía, asaltos y esporádicamente en homicidios agravados.

En los últimos años, hemos observado con gran preocupación como cada día son mas los menores que se meten al mundo de la delincuencia y como la edad de esos menores vá a la baja.

Si ayer los sicarios eran sujetos adultos, muchos de ellos bajados de la sierra en donde el uso de las armas y la violencia son ancestrales, de unos años acá, se ha detectado que son jóvenes y, mas recientemente, adolescentes, casi niños los sicarios utilizados para ejecuciones, enfrentamientos entre grupos antagónicos y hasta con autoridades de seguridad de todos los niveles.

Hace unos días la Policía Ministerial capturó a un joven de 16 años de edad, identificado solo como Francisco Miguel “N” (por su minoría de edad no se proporciona identidad), como participe de la emboscada en la que fueron asesinados siete agentes de esa corporación.

Fríamente confiesa haber participado en por lo menos 50 asesinatos.

Esta confesión causó fuerte impacto en la sociedad, no solamente sinaloense. La noticia se difundió inmediatamente a nivel nacional y a través de las agencias noticiosas y redes sociales ha dado la vuelta al mundo.

Es éste, obviamente el caso mas dramático, mas grave que se ha conocido de delitos cometidos por menores, pero no es el único, si bien no en cuantía de víctimas si en la gravedad de los ilícitos.

Y no se trata solamente de Sinaloa, el problema se registra en casi todo México, pero lamentablemente es aquí donde tiene que estallar.

Casos hemos conocido de menores que participan en horrendos asesinatos, menores asaltantes, violadores, etc. y todos gozando de impunidad porque debido a su minoría de edad no pueden ser procesados igual que los adultos.

Como ejemplo el caso de Francisco Miguel, quien a lo sumo podría estar recluido en un centro especial por 7 años, cuando la condena, si fuera adulto, sería de muchos años de cárcel.

Es por ello que hoy vuelve a retomarse el tema de la necesidad de modificar la ley para reducir la mayoría de edad o la edad penal, cuando menos a los 16 años.

La propuesta no es nueva. Hace años ha sido planteada y de inmediato han surgido voces de defensores de derechos humanos condenando la sola idea de la reducción de la edad para que los menores sean penalizados a partir de los 16 años.

Hoy, es el mismo Gobernador Mario López Valdez quien aborda el tema sin tapujos y llama a analizar a profundidad y modificar la legislación penal, sin que se pierdan los derechos de los jóvenes y niños, claro, los que no son delincuentes peligrosos, añadimos nosotros.

Abunda con razón el Gobernador que alguien que tiene decenas de delitos a corta edad no debiera ser protegido por el beneficio que le da el ser joven, y añadimos nosotros, beneficio al que se acogen muchos menores delincuentes y en muchos casos hasta sus propios padres que, aunque la ley no lo establece, a mi muy personal juicio se convierten en cómplices de sus delitos.

Y tiene mucha razón López Valdez cuando señala que han fallado los padres, los maestros, los gobiernos, los medios y la sociedad en su conjunto. ¡Todos hemos fallado!

¡Muy cierto! En el desarrollo de este problema todos hemos fallado y es urgente que comencemos por recomponer ese camino, cada quien en ámbito.

Los padres, dándole a sus hijos la atención, los consejos y el seguimiento que requieren; los maestros, porque al igual que los padres deben ser, además de educadores capaces y responsables, ejemplos a seguir; los gobiernos porque deben de crear e impulsar los programas necesarios para fortalecer el contenido de una educación con valores, hacer partícipe a la sociedad en la construcción y seguimiento de esos programas, aplicar con verticalidad las leyes; los medios, cumpliendo su responsabilidad social de informar con veracidad y objetividad no contribuyendo a erigir a peligrosos delincuentes como ídolos (que resultan ser de barro) para los niños jóvenes que ven en esos personajes el camino a seguir; y la sociedad, participando en su conjunto con las entidades oficiales, ejecutivas, educativas y culturales para fortalecer las bases de su estructura fundamental, que es la familia.

Es hora de reconocer que todos hemos fallado y corregir el rumbo, antes de que sea demasiado tarde.
Opiniones, comentarios o sugerencias a: sanlop2408@hotmail.com. Esta columna la encuentra también en el blog: http://www.lospuntossobrelasiesdejasl.blogspot.com/, y en http://latalacha.com.mx/, www.snn.com.mx/, http://www.semanariorioelota.com/, www.amanecersinaloa.com/, www.historianews.com, http://www.criticapolitica.mx/7798, http://www.contraversion.com.mx/, www.losintocablesdejuacer.com/,
Septiembre 20/2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario